lunes, 29 de septiembre de 2014

Nada, de Janne Teller

Reseña de Nada, de Janne Teller, por Johan R. Wilbur. Publicada en la revista de literatura y arte en línea, El Globo Sonda


La historia de Nada (Seix Barral, 2011) o concretamente de Janne Teller, su autora, tiene miga ya sin empezar el primer capítulo siquiera. 

En el epílogo de la novela, la misma autora nos cuenta cómo su editorial le pidió un libro juvenil y cómo, una vez que completó la historia de Nada y se la presentó, la misma editorial lo rechazó. Luego nos cuenta cómo, con el tiempo y traducciones a más de 10 idiomas distintos ahora se le considera una novela de gran éxito. Suele ser cierto lo de que el tiempo pone a cada uno en su lugar.

¿Y de qué va Nada?

Pues de cómo el protagonista absoluto, Pierre Anthon, un chaval de quince años como tantos otros, está un día tranquilamente en clase y, como si de una revelación divina se tratase, se da cuenta de que nada en esta vida tiene sentido. Acto seguido, coge su cartera, se despide de sus compañeros y su profesora y se marcha del aula y del colegio para subirse a un ciruelo que tiene en su jardín y dejar de hacer cosas que, según él, no tienen ninguna utilidad real. 

De ahí en adelante pasa los días encaramado al árbol tirando ciruelas a sus compañeros y gritándoles consignas desmoralizadoras para hacerles ver su postura y lo estúpidos que son por no compartirla, algo de lo que, lógicamente, sus compañeros acaban bastante hartos y, como respuesta, estos deciden que reunirán una montaña de objetos que para cada uno de ellos signifique algo, así Pierre Anthon verá que lo que hacen, los actos o incluso los recuerdos de alguien pueden darle un sentido a la vida. Según va pasando el tiempo los objetos pasarán a convertirse en algo más simbólico y podremos ver los diversos problemas que les irán surgiendo. 

Vale, pues me parece un cuento muy poético e infantil, ¿de qué va realmente Nada?

Pues va de muchas cosas distintas. Trata sobre la trivialización del significado de la vida una vez llegada la madurez y de cómo al llegar a ella te das cuenta de cuan poco importan la mayoría de las cosas realmente. Va de hasta dónde puede llegar el ser humano con tal de demostrar que él y nadie más tiene la razón. Va de cómo el dinero corrompe. También de hasta qué punto puede obsesionar encontrar algo… En fin, de un montón de cosas, como digo.

Todo ese mejunje confluye en una sola cosa realmente, en algo tan simple y a la vez tan complejo como la búsqueda del significado de la vida para el ser humano y de lo que puede ocurrir si le dices a alguien que una de sus mayores creencias simplemente no existe. Un tema, como digo, delicado. La cosa es que está tan bien narrado y pasan tantísimas cosas en tan pocas páginas (no llega a 200) que te engancha y no te suelta hasta que terminas.

Jane Teller te obliga con sus personajes a hacerte mil preguntas mientras vas pasando hoja tras hoja. Cada una de ellas, si no peor, si más complicadas de responder que la anterior. Llegas al final y estas exhausto, hasta deprimido. Intentas ponerte en el lugar de cualquiera de los personajes. ¿Yo hubiera reaccionado así? ¿Habría llegado a hacer esto solo por llevar la razón?

Y lo peor al hacerte tales preguntas es darte cuenta de las respuestas.

Johan R. Wilbur
Twitter @johan_wilbur
Cronicasdesdeelfindelmundo.wordpress.com

Juan Salvador Gaviota, de Richad Bach

Reseña de Juan Salvador Gaviota, de Richard Bach, por Pilar Martín López.

Una gaviota en su afán por perfeccionar su vuelo, nos lleva  a través de su aprendizaje a un viaje por distintas corrientes filosóficas y religiosas.

Las creencias de la "New Age" de moda en los años 70 y su relación con la evolución de la conciencia de la humanidad, se entremezclan con pinceladas de Cristianismo y de filosofía que por momentos trae a la mente el Mito de la Caverna de Platón.

Una fábula espiritual, que no dejará indiferente a nadie y de la que se pueden extraer  tantas conclusiones como lectores se acerquen a sus páginas.

De entre las muchas moralejas posibles, quiero destacar aquella con la que empieza su vuelo esta gaviota: "No hay nada que no puedas aprender si pones todo tu empeño".

Pilar Martín López
http://www.clubdelecturaparlaeste.blogspot.com

lunes, 1 de septiembre de 2014

La guerra de los zombies

Reseña de Guerra Mundial Z, de Max Brooks, por Alba López Garrido.

Guerra mundial Z es un reflejo de la tercera guerra mundial provocada por la llegado de unos nuevos invasores: los zombies. La existencia de estos seres que a menudo aparecen en la literatura infantil o en los cómics y que cada vez se encuentran más en la actualidad puede parecer irreal, o incluso ilógico. Pero, al contrario de lo que se suele pensar de los zombies, lentos, ruidosos, patosos, sin cerebro..., Max Brooks crea un nuevo tipo de personaje rápido, audaz e incluso inteligente y con la capacidad de planear.

El mundo se despierta en una pesadilla cuando comienzan a provocarse los primeros brotes de rabia en Japón que convierten a las personas en verdaderos muertos vivientes. Aún no se sabe cuál es el virus que produce esos ataques de rabia y que convierte a la gente en zombies pero lo que es evidente es que los mordiscos convierten en menos de once segundos a una persona en un monstruo.

Lo que al principio es una noticia aislada y a la que la mayoría de la población no tiene acceso, pronto se convierte en una noticia bomba que produce una crisis mundial donde se ve reflejado el capitalismo americano: en manos de las farmacéuticas que crean falsas vacunas para luchar contra la rabia; la resistencia Rusa: debido al frío invierno y a su controlado armamento; la incomunicación asiática: una pérdida total de conexión con el continente asiático sin saber que ocurre en ese lugar del mundo; o la ascensión cubana: convertida en la primera potencial mundial debido a que es imposible la llegada de los zombies a la isla.

Un libro con una gran crítica social que nos sorprende a cada testimonio; un libro apasionante donde los protagonistas son capaces de unirse con personas de distinta religión e ideología con el fin de apoyarse y luchar juntos contra los zombies. Una novela centrada en la posible llegada de la tercera guerra mundial donde el mundo se vuelve loco ante la aparición de un nuevo virus que convierte a las personas en zombies.

Alba López Garrido

La nada gris

Reseña de Nada, de Carmen Laforet, por Patricia López Garrido. Publicada en la revista de literatura y arte en línea, El Globo Sonda

Es raro tener la sensación de que un libro que decides releer después de muchos años y del que conservas vagos recuerdos del argumento te volverá a gustar. Esto me pasó con Nada, de Carmen Laforet, y, con esta predisposición, comencé a leer.

Yo ya conocía muchos relatos de la posguerra de boca de mi abuela, nacida en pleno 36, aunque la principal diferencia es que los suyos se sitúan en un pueblo de la provincia de Toledo, en el seno de una familia muy humilde y, en cambio, Andrea, la protagonista de Nada, y su familia viven en la imponente Barcelona a las sombras de una vida burguesa que les arrebató la guerra.

A pesar de que la mismísima Laforet dijo en algún momento que Andrea se va del relato “sin nada en las manos. Sin encontrar nada…”, creo que ni ella ni nosotros llegamos a la última página del libro sin nada. Otra cosa distinta es que nos vayamos con algo necesariamente de importe positivo. ¿O es que acaso los número situados a la izquierda del cero no tienen valor?

La nada de Andrea es matemática pura, una operación cuya solución pasa por restar las ilusiones de su nueva vida en Barcelona a la realidad de los pedazos de una familia castigada por la posguerra civil española. El resultado es de signo negativo.

Hace poco leí, coincidiendo con la conmemoración del nacimiento de Julio Cortázar, un artículo en el que se aludía a la cita introductoria que Cortázar incluyó en las primeras páginas de Los Premios. Es una frase de Dostoievski que dice: “¿Qué hace un autor con la gente vulgar, absolutamente vulgar, cómo ponerla ante sus lectores y cómo volverla interesante? Es imposible dejarla siempre fuera de la ficción, pues la gente vulgar es en todos los momentos la llave y el punto esencial en la cadena de asuntos humanos; si la suprimimos se pierde toda probabilidad de verdad”.

Es cierto que hay mucho escrito sobre la Guerra Civil y la posguerra, pero lo que hace particular a esta novela de Laforet, como a La Colmena, de Camilo José Cela, es el punto de vista desde el que se cuenta la historia: es la gente vulgar, son los protagonistas en silencio los que toman la voz. Y, ¿cómo vuelve Carmen Laforet interesantes a estos personajes?

Creo que la fuerza del relato está en que Laforet los expone tanto, los presenta tan vulnerables que resulta prácticamente imposible no empatizar con ellos, no sentir lo que ellos sienten. ¿O es que acaso no os han rugido las tripas de hambre con Andrea? ¿O no os han dolido los morados de Gloria? ¿O no habéis sido capaces de sentir la pena de la abuelita o la frustración de Juan?

Sin duda, la forma de narrar de Laforet engancha. Cuando leo un libro tengo miedo de olvidarme de esas frases que, ya sea por lo que significan o por las palabras que usan, merece la pena almacenar en la memoria. Y, por eso, en esta ocasión, he llenado mi ebook de marcadores. Por ejemplo:

Capítulo 9: “Como una bandada de cuervos posados en las ramas del árbol ahorcado, así las amigas de Angustias estaban sentadas, vestidas de negro, en su cuarto aquellos días”.

Capítulo 20: “Si, impelida por mis sentimientos, la estrechaba entre mis brazos, tropezaba con un cuerpecillo duro y frío como hecho de alambre, dentro del cual latía un corazón asombrosamente vivo…”.

Capítulo 23: “No sé cuántas horas estuve sin dormir, con los ojos abiertos y resecos recogiendo todos los dolores que pululaban, vivos como gusanos, en las entrañas de la casa”.

Desde luego, Nada no es un libro con muchas cosas positivas que recoger. Si tuviera que ponerle un color a la novela, le adjudicaría el gris: la casa es gris, los personajes son grises y sus sentimientos, también. Todos, sin excepción, sobreviven por encima de los suyos por un presente que ahoga, un futuro incierto y un pasado repleto de sombras.

Me imagino el piso de la calle de Aribau. Grande, muy grande, enorme. Pero también desolado, viejo, sucio y, de nuevo, gris. Apena entra luz  por las ventanas y el ambiente, como el mismísimo libro en sus últimas páginas, se convierte pesado, va de más a menos, justo como las esperanzas de Andrea.

No obstante, en esa operación matemática que hicimos al principio, hay algunos elementos en esta novela que suman y que dan cierto respiro a la protagonista: la vida universitaria y sus amistades representan la supervivencia emocional y el contrapunto a la sórdida existencia de la calle de Aribau.

Cada libro depende mucho, demasiado quizá, del momento en que cae en tus manos y decides leerlo. Yo empecé leyendo Nada, como os he dicho, convencida de que volvería a emocionarme. Y así fue. Lo leí rápido, me enganchó, me emocionó, viví con esa familia de la casa de la calle de Aribau. Pero, ahora que lo he terminado, siento que no me he mezclado tanto con la historia como la otra vez. Y es ahora cuando recuerdo cuándo lo leí. Seguramente rondaba la edad de Andrea y ya se sabe que con 18 las cosas se viven de otra manera.

Patricia López Garrido
http://relatame.tumblr.com