jueves, 30 de julio de 2015

Za za, emperador de Ibiza, de Ray Loriga

Reseña de Za za, emperador de Ibiza, de Ray Loriga, por Silvia Calatrava.

Cuando Za Za, el emperador de Ibiza llegó a mis manos, no sabía nada ni de su argumento ni de su autor. Es uno de esos libros de los que si no es porque alguien te lo recomienda expresamente, no habría sabido de su existencia. En cualquier caso, una vez comienzas a leer este libro de Ray Loriga no puedes dejar de leerlo.

Esto no quiere decir que sea uno de esos libros que te enganchan por su compleja trama o porque esté escrito de forma tan sumamente atractiva que no puedes dejar de leerlo. “Za Za, el emperador de Ibiza” es un libro escrito de forma desordenada en el que el autor expone una idea tras de otra sin que el lector acierte a adivinar qué tienen que ver exactamente con la historia y éste y no otro, es el motivo de que resulte adictivo. El autor crea en el lector una especie de ansia por saber cómo continuará la historia y cómo será capaz de encajar todas las piezas ha ido creando en este puzzle.

A título personal, he de decir que hasta que leí el último capítulo del libro no fui capaz de decidir si me gustaba. A medida que iba leyendo páginas, la historia se convertía en algo muy complejo y (¿por qué no decirlo?) extraño que no era capaz de imaginar cuál podía ser el final de la misma.

En realidad el argumento del libro se basa en la vida de Za Za, un extraficante asentado en Ibiza que vive intentando no llamar demasiado la atención y disfrutando de su rutina y de las pequeñas cosas que la isla le puede proporcionar. Todo esto cambia cuando un barco con su nombre llega a la isla y diferentes personajes empiezan a hacerle visitas y a hablarle de una nueva droga que puede proporcionarles grandes ganancias. Sin tener conocimiento de lo que estos personajes quieran que haga Za Za se embarca en una aventura en la que empieza a aceptar todo lo que la vida le pone en su camino sin preocuparse en exceso del cómo, cuándo o por qué.

En conclusión, un libro que merece la pena leer por su singularidad.